Ella me dió la mano... áspera.
Recordé la vieja fórmula:
frota las manos con aceite y azúcar, lávalas, sécalas y si quieres ponles crema. Repite cada vez que quieras.
Receta buena.
¡Que tu vida fluya con dulzura!.
Adivina y aprende.
Enrique
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. Siempre los leo y espero que regreses muy pronto.