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jueves, 11 de noviembre de 2010

Pajarito herido

Acostumbraba caminar en el bosque de Tlalpan todos los dias en la mañana.    Así, tomaba el caminito que está a la izquierda y que comienza en plano y poco a poco va aumentando la pendiente hasta que llega a la parte alta del cerro.   Mi cuerpo se integraba a la naturaleza y caminaba en un estado de percepción abierta, sin pensar en mi, sino formando parte de la naturaleza.   Sentía como si el bosque me aceptara plenamente y sentía su pasado y sabía su historia.   Me parecía que alli había seres muy buenos, aunque sin cuerpo humano.   Casi siempre, en la parte mas alta, Hacía un llamado a todos los seres del bosque juntando su amor y lo elevabamos a Dios, como una ofrenda... (en realidad, físicamente estaba yo solo, pero me sentía en medio de una multitud).   Al recibirse la bendición de regreso, la compartíamos con gran alegría. 
Un día, caminando, sentí una energía que hizo que mi cuerpo se saliera del camino habitual y me dejé llevar por entre el bosque hasta que su fuerza me detuvo.   A mis pies estaba un pajarito herido.  Sentí su emoción, su dolor y sus latidos. Lo tomé en mis manos y bajé rápido para que recibiera atención.
No estamos solos.  
Muchos seres somos seres de amor y nos ayudamos.
Adivina y aprende.
Enrique.

martes, 9 de noviembre de 2010

Puntito en el Cenit

Tendría como año y medio, porque apenas hablaba.
Estábamos él, -mi nieto- y yo, en Ixtapa caminando por las vereditas del hotel, cuando me dijo: - mira... y con su dedito señaló para arriba.    sólo ví un puntito.   Era un águila con las alas bien abiertas que parecía suspendida, sin movimiento.  Un puntito en el cenit.   
Ahora recuerdo aquello de Sor Juana:
"Las condiciones del pájaro solitario son cinco. La primera, que se va a lo más alto; la segunda, que no sufre compañía, aunque sea de su naturaleza; la tercera, que pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene determinado color; la quinta, que canta suavemente."
Cuando iniciamos con las meditaciones, generalmente podemos, sin darnos cuenta, tener logros extraordinarios porque tenemos la espontaneidad de los niños, que es como se debe meditar.
 Recuerdo una de mis primeras meditaciones en que me sentí así, fluyendo...   con "las alas abiertas", flotando en el enorme silencio del universo... quietecito... quietecito... punto cero...  latencia... percepción completa... paz total... ojos de águila, vuelo de águila.
¿Cómo sintió mi nieto, sin verla, que el águila estaba allí, arriba, en el cenit?   ¿Cómo supo el águila que mi nieto la vería?
Luz de luz.
Adivina y aprende.
Enrique.

domingo, 7 de noviembre de 2010

LUZ DE VIDA

Hoy amanecí, lleno de luz, Luz de Vida.
Antes, desperté como a las 2:30, tomé un té caliente y leí una revista con aventuras amorosas:  
De cómo una chica se encuentra con un cantante famoso o cómo otra vive una pasión bellísima, con un alemán, en una isla griega.    Amores etéreos, pasajeros, con belleza, pero pasajeros.   Buenos recuerdos que dejan calorcito en el corazón.
Yo he seguido terco con mi idea de encontrar el mío, completo, donde el compartir se convierta sólo en energía de amor, de vida.
Y hoy, amanecí llenito de luz, llorando de gozo como un niño o un perrito emocionado al reencuentro con su dueño...  con el corazón abierto completamente, lleno de Luz de Vida, luz de amor.
Si, existe.
Luz de Vida, eres en mi.
Enrique.