(¡Cuidado con el tigre!)
Queremos vencer... ¡queremos ganar! y en ese afán de tener puede llegar el día en que lo logremos.
Elefantes y caballos y tigres son símbolos de energía, fuerza, poder.
Y sabes, podríamos resultar ganadores. A veces, la vida nos da como una consecuencia a nuestra búsqueda, a nuestro afán... y se abren las puertas.
Cuando no entendemos, nos sentimos fuera del mundo, de sus reglas materiales y buscamos desesperadamente una salida, un camino y de repente, ¡ganamos un tigre! y allí comienza el asunto.
El desaroollo espirital no es facil. El lograr la felicidad tampoco es facil, porque la vida nos pone pruebas y tenemos que entender o perecer. Revalorarnos y fortalecernos, trabajar en nuestro propio desarrollo y domar al tigre, ya despierto... ¡vencer a cada uno de nuestros propios demonios ocultos en nuestra mente! Y se acelera el proceso que llega como una avalancha...
Queremos "lo bueno" y encontramos "lo malo" en todo. Vivimos en la lucha de la dualidad. En vez de agradecer a la vida, nos lamentamos, culpamos, nos quejamos, sufrimos.
Es natural, nuestro pensamiento racional dualista es un tigre que si nos descuidamos nos devora, es decir, símplemente, nos come. Ya habiendo ganado conocer el camino, lamentamos no estar en el destino.
Alguien dijo: "Yo soy el camino".... nunca dijo: "Yo soy el destino". El camino, nuestro camino tenemos que caminarlo nosotros mismos... alguien, cuando pedimos con fuerza sólo nos dice: -"por allá"... -sigue la luz... La belleza de la vida es caminar nuestro camino y disfrutar y aprender en todo momento; apreciar cada compañía y dar lo mejor de nosotros para su felicidad. Agradezcamos por la vida con amor pleno.
La Sabiduría es la comprensión de nuestra naturaleza Divina y la luz que nos guía en el camino. "La Sabiduría nace del corazón".
Nuestro tigre es nuestro pensamiento "racional", -enemigo engañoso,- y puede ser la fuerza que nos lleve en el camino o la fiera que nos devore y arruine nuestros mayores logros de liberación.
La única disyuntiva es SER, dejar que ese SER dirija nuestra existencia y gobierne nuestro pensamiento. Nuestro SER interno bien conoce nuestro destino puesto que ese destino es su propia naturaleza luminosa.
Entonces,
-SEA.
Deja que tu corazón, -tu SER DIVINO,- te guíe y no tus miedos, y conflictos. Tu decides.
¡Adivina y aprende!
Enrique.
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