¡Intentémoslo!
Busquemos al niño / niña que está en la otra persona. Busquemos en los ojos, profundamente, con bondad, con amistad.
Veremos máscaras, disfraces, atuendos y mentira, pero atrás de todo eso, lo podremos encontrar.
Cada uno de nosotros tiene ese niño y el comunicarnos en ese nivel es mágico y Divino.
Ese niño que hay en mi, precisa de cariño, igual que el de todos, pero teme ser nuevamente herido o despreciado, igual que el de todos.
Ese niño que hay en mi es la mayor dulzura y el mejor amigo, pero se esconde detrás del antifaz del disfraz de Señor-hombre.
Mi niño llora. Le faltó amor, le falta amor, igual que a todos.
Ya mayor, perdí el temor. Hablo como niño, veo profundo a los ojos, mi corazón irradia amor intenso y en unos segundos logro que aparezca el niño de la otra persona. Bondad inmejorable el comunicarse directo, sin fingimientos
Y surge la alegría y el gozo y el placer de la vida compartida del amor al mundo del sentir bonito del agradecimiento por la vida y de la bendición de DIOS AL CUMPLIR SU MANDATO:
¡AMAOS!
Sentir de niño es tener la Luz de Dios en el corazón y compartirla y recibirla. El universo está atento y recompensa al instante.
Sólo bendiciones hoy. Y nuevas amistades bonitas.
Adivina y aprende,
Enrique
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