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viernes, 9 de noviembre de 2012

¡Se me concedió!

Mi costumbre fué nunca pedir para mi.   
Me lo tenía que ganar...
¡Errado!
Ahora resulta que la iluminación la otorgan,
no se gana.
Es un Don gratuito que la Divinidad nos concede,
pero hay que pedirlo.
Ya estando  "bien metido" en mi meditación, de repente, comencé a agradecer a todos mis Maestros y a sentir el mayor cariño y Gratitud por todos los seres de Luz que han participado en mi evolución.
Y en ese instante sublime de UNIÓN, pedí.
y lo pedido se concedió.  
Gracias.
No hay que pedir ni paz, ni salud, ni amor, ni prosperidad, ni bienestar...   porque son frutos...
Hay que pedir la Semilla:   
La luz Divina en nuestro corazón.  
Y al Ser Seres Iluminados, podremos compartir y ver la Luz en el corazón de los demás, cada día, cada instante.
El gran secreto ya vivido, pero entendido hoy es:
Agradecer y pedir, pedir LUZ.
en UNIÓN,
¡SIEMPRE!
Adivina y aprende.
Enrique.

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