Hay seres providenciales, con mucha luz, que llegan a nuestras vidas para purificarlas y nos entregan el maravilloso Amor Divino de sus corazones.
Tomemos su ejemplo para guía en nuestro camino y mostremos nuestro agradecimiento por sus maravillosas y mágicas enseñanzas.
Al árbol se le conoce por sus frutos.
Enrique.
viernes, 26 de febrero de 2010
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