Relamiéndose tomó la sopa y suspiró.
No fue un suspirito común, ¡no!
Fue un suspirote de recuerdo grandote y muy profundo.
Papá oso sintió dos lágrimas escurriendo muy suavemente; saliendo despacito de sus ojos de oso que brillaban intensamente como estrellas del cielo.
Su nariz chata también se humedeció y algo dulce le apretaba el corazón.
Papá oso recordaba un grande y bonito amor.
Papá oso, relamiéndose, tomó la sopa y suspiró.
Y lloró, ¡agradecido y feliz!
Adivina y aprende,
Enrique.
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Esse nosso Chuy é muito sensível!!!
ResponderEliminarComo siempre Don Enrique, es un placer leerle. Saludos y mis mejores deseos.
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