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martes, 23 de agosto de 2011

El conejo

Más adelante los voy a platicar del conejo.
Primero, les diré lo que me pasó el último domingo.
Estábamos en la clase de Salsa, -ya saben,- bailando y contando, 1,2,3,...,5,6,7...1,2,3,...,5,6,7... y el talón de un compañero chocó con el mío.   Al no poder poner el pié en el suelo, el cuerpo todo siguió la inercia en una caída, "como tabla" y en la dirección de la caída, mi cabeza iría a dar directo a la banqueta de las grandes ventanas de madera del salón.   
El golpe, -"seco"-, podría haber sido mortal.
Antes de darnos cuenta, mi mano derecha y su mano derecha se habían enganchado, evitando la caída por compensación de pesos y no nos pasó nada.   Un instante y NO SE PORQUÉ, nuestras manos se encontraron, sin ver ni pensar NADA.   Símplemente sucedió.
Ahora voy al conejo:Trabajaba yo en Cuernavaca en el Instituto de Investigaciones Eléctricas y todos los días iba y venía desde la Ciudad de México. Son como 70 kilómetros de bosques y preciosas vistas.   De tanto ir y venir, el manejo del carro ya se vuelve algo automático y uno viene en sus pensamientos y también, sin pensar, manejando.
Algo blanco se atravesó en el camino.   Instantáneamente mi pié derecho inició el trayecto hacia el freno, el pié izquierdo hacia el "clutch", mano derecha hacia la palanca de velocidades. Sentí paso a paso el "zoom" de la vista acercándose al objeto...   Algo en mi lado izquierdo de la cabeza dijo "es un conejo"...   siguió la operación sincronizada, en "cámara lenta" de manos, piés, ojos y ya con mi atención muy activa, el lado derecho de mi cabeza dijo: -No, es una hoja (de papel).   y "yo", desde "atrás" estaba observando y entonces tomé el control de toda la operación y volví a conducir el carro.
Tenemos situaciones en la vida que se rigen por 2 características:  1) todo pasa muy lentamente y es sólamente un instante.   2) Están todos los "sensores", "radares", "sistemas" de nuestros cuerpos físico y energético, operando en conjunto, en automático.
Acabo de recordar otra ocasión en que sin saber porqué frené el carro abruptamente, aparatosamente, (de hecho, mi pié se movió y frenó el carro y lo hizo solito, sin pedir ni otorgarle el permiso), y fué porque se estaba atravesando un niñito a la derecha.  (Mi vista estaba a la izquierda).  Luego me dí cuenta y dí gracias.
Tenemos cuerpos maravillosos, no cabe duda.
Cuidémoslos.
Prueba superada, sigo vivo... 
¿Será que en el instante de la muerte repasaremos toda esta vida y quedaremos CONCIENCIA?
Adivina y aprende.
Enrique.

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